E.F. tiene setenta años y lleva más de veinte trabajando en España, muy lejos de su casa en Colombia. Cuando hablas con ella te das cuenta que es una persona muy sabia y que sabe perfectamente lo que quiere. E.F. sabe que no quiere morir sola.

Ella quiere regresar a su país con sus dos hijos y su madre, que con noventa y siete años la espera para hacerle su sopa preferida. Tiene prisa, el tiempo corre en su contra ya que la enfermedad avanza inexorablemente. Y si las cosas empeoran, no podrá desplazarse. E.F. es una buena mujer, para ella España era su segunda tierra y había creado un fuerte vínculo con las señoras en cuya casa había trabajado tantos años y deseaba poder despedirse de ellas antes de volver a su país.

Fue un placer para nosotros poder acompañarla y pasar una tarde con ella, ayudándola también a cumplir ese pequeño deseo. La trabajadora social del equipo médico que la atiende consiguió en un tiempo record arreglar todo el papeleo necesario para su viaje y se puso en contacto con  La Fundación 38 grados para que le echáramos una mano.

Conseguimos el billete de avión ya que E.F. no disponía de recursos para sufragárselo. Y entre todos y gracias a los esfuerzos del equipo que formamos conseguimos que estuviera lista para cumplir su sueño. La fuimos a despedir al aeropuerto, y le preparamos unos detalles para hacerle más llevadero el largo vuelo. La despedida fue muy emotiva. Tal vez no la volveríamos a ver, habíamos conseguido algo muy importante para ella y ella a cambio había dejado una huella imborrable en nosotros. Finalmente E.F. llegó bien, pudo volar hasta Colombia y reencontrarse con su familia.