Siempre pensamos: “esta familia era especial” y cuando lo pensamos tanto a veces llegamos a la conclusión de que todas de alguna manera lo son.

M.A. se había casado y cuando lo hicieron, por circunstancias de la vida no lo habían podido celebrar como ellos hubieran querido y aquello quedó pendiente entre ellos. Ahora era el momento de celebrar las bodas de oro y lo querían hacer con un coro rociero.

A veces recurrir a nosotros no tiene que ver con un recurso económico. Estoy segura que ellos lo podían haber afrontado perfectamente. Ellos acuden a nosotros en un momento en que las cosas no van bien, pero no tiran la toalla, albergan la esperanza, y creen como nosotros que hasta el último momento hay vida y además de no dejar de luchar, no renunciar a disfrutar y a cumplir sus sueños aunque la salud no siempre les acompañe. Nosotros conseguimos darle ese impulso y luchamos juntos porque su sueño se hiciera realidad.

Y así fue, así lo hicimos. Contratamos un coro rociero y celebraron sus bodas de oro como siempre habían soñado.