“Conozco el consejo fácil: No te involucres demasiado porque se sufre mucho. ¡Cómo no va uno a involucrarse! Todo médico que no se implique, con empatía y respeto, en su oficio, no alcanzará la excelencia que se le demanda. El desahucio es un término jurídico, el médico nunca “desahucia” a su paciente, aunque no logre curarle siempre debe cuidarle, y en mi experiencia de paliativista puedo asegurar que mis enfermos y sus familias, que saben la limitación de la ciencia médica, me dan mucho más de lo que reciben”.
“Cuando una persona se enfrenta al final de su vida y ve que se desprende de tantos lazos que le unen a las exigencias sociales, se muestra con enorme autenticidad y es capaz de ofrecer grandes testimonios de amor e incluso de grandeza. Esto lo ha entendido perfectamente la Fundación “38 grados” que se dedica a regalarles a los enfermos que se encuentran en este trance un deseo muy especial, algo muy querido y para lo que necesitan ayuda de esta fundación, y siempre se encuentran deseos teñidos de lo más profundo de la realidad personal”
“Creo que la Fundación 38 grados no da un premio de consolación, no otorga al condenado una última voluntad. Su objetivo es hacer posible una noble pretensión del fondo más humano de la realidad personal. La muerte es un misterio que nos sobrepasa, pero el morir, la forma de encarar este último episodio de la vida biológica, está también regido por la voluntad, pero muchas veces para ese acto voluntario se necesita ayuda, y esta Fundación se presta a darla de forma gratuita y desinteresada, a cualquier persona, independientemente de su edad, sexo, raza, religión, nacionalidad, clase social o recursos económicos. Bienvenido sea este gesto humanitario, que tanto bien regala a pacientes, familiares y sanitarios”