Que no daría yo, cuando tenga que enfrentar el final de mis días, encontrarme con personas como las de la Fundación 38 grados cuya fantástica misión es hacer realidad aquel deseo que, por los avatares de la vida uno no ha podido cumplir. Con gente así, como diría un poeta argentino, uno se puede ir de novio por la vida, desterrando a la muerte solitaria, porque sabe que a la vuelta de la esquina se va a encontrar con gente así tan necesaria.
Gracias por estar ahí Fundación 38 grados.