MISIÓN, VISIÓN Y VALORES

El final de la vida con sentido

La razón de ser de la Fundación 38 grados es aliviar el sufrimiento de los enfermos al final de su vida, ayudándoles a resolver sus temas pendientes para que puedan afrontar con más paz y serenidad ese difícil momento. Nuestra intención es poner un buen broche final a la historia vital de cada persona, porque toda historia -se desarrolle como se desarrolle- merece un buen final.

Y, para ello, nos gustaría que cualquier persona que lo necesite pueda decir al final de su vida: “Te quiero”, “Gracias”, “Perdóname”, “Te perdono” y “Adiós / Hasta la vista”.

El valor que nace del corazón

En 38 grados somos muy conscientes de la situación tan difícil que vive la persona en el momento en el que intervenimos y, precisamente por esto, nos exigimos el cumplimiento de unos valores y unos principios éticos de actuación que rigen toda nuestra actividad:

RESPETO

  • Actuar con humanidad, aceptación, no discriminación y confidencialidad.
  • Respeto al enfermo en su sufrimiento, su intimidad, sus creencias, sus decisiones y su dignidad.
  • Respeto al trabajo y decisiones de los profesionales colaboradores.
  • Respeto entre los fundadores, patronos, donantes, trabajadores, voluntarios, colaboradores y proveedores.

INTEGRIDAD

  • Honestidad y legalidad en todas nuestras actuaciones.
  • Transparencia en la gestión de los recursos económicos.
  • Autenticidad en nuestras relaciones humanas.

DELICADEZA

  • Actuar con sensibilidad, esmero y cuidado.
  • Hacer que el resultado de nuestro trabajo sea una experiencia única y especial para el enfermo, para sus seres queridos y para todo su equipo asistencial.

PASIÓN

  • Poner todo nuestro talento y corazón en cada actuación.
  • Vocación de ayuda a las personas que sufren, poniéndonos generosamente a su disposición.

COMPROMISO

  • Cumplir con responsabilidad y eficacia nuestra tarea.
  • Lealtad con la misión de la Fundación.
‘De toda la felicidad que un hombre puede obtener, no hay mayor placer que ser liberado del dolor.’

John Drylen.

X